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Periodismo y nuevas tecnologías

Por la cara

Por la cara Y es que los españoles nos vanagloriamos cuando por percibir algún servicio debemos de pagar. Mientras más paguemos mejor. ¿Quién no prefiere ir al médico de pago? ¿Quién es el que no piensa que en las escuelas y universidades privadas es donde se forman los mejores profesionales? Y si nos dieran a elegir, ¿qué programa de televisión preferirías ver “a priori”?, evidentemente el que se emite en una televisión de pago.
Es entonces cuando se me plantea una duda, si estamos de acuerdo con todo lo que se ha expuesto con anterioridad, por qué nos damos golpes de pecho cuando tenemos que pagar por obtener información.
Que por los periódicos en formato tradicional, esto es, en formato impreso se ha pagado de siempre un módico precio es algo indiscutible, parece que todo el mundo lo tiene aceptado e interiorizado; de algún modo se debe sufragar los gastos que ocasiona mantener a todo un equipo de profesionales que se encuentra detrás de cada una de las ediciones de un periódico, pero lo cierto es que la cosa cambia cuando estamos hablando del periódico digital. Poco menos que ladrones nos parecen los periódicos que nos cobran por visitar algunas de sus secciones, no digamos en lo que hay que pagar por echar un vistazo a cualquiera de sus noticias.

Pero yo quiero ir más allá y cruzarme al extremo opuesto. Todos sabemos el porqué de la gratuidad de los programas de televisión de las cadenas privadas, los beneficios emanan de la abusiva y desesperante publicidad que nos “encasquetan” a cada momento; publicidad que por cierto casi casi no es menos abundante en los periódicos, ¿por qué entonces habría que pagar por ellos? Prueba de que sería factible mantener una empresa informativa tan sólo con los beneficios que ocasionan la publicidad sería todos los periódicos que se reparten gratuitamente en las calles de nuestras ciudades y los periódicos que en sus ediciones digitales son gratuitos.
No pretendo hacer una análisis económico acerca de la rentabilidad de cada uno de los negocios informativos, pero lo cierto es que miramos con desinterés al chico o chica que nos tiende el periódico gratuito todas las mañanas. ¿Piensas que acaso el diario El País sería uno de los más leídos en España si lo regalasen?
Para concluir diré que en mi opinión el derecho a la información, como derecho constitucional que es, debe de estar al alcance de todos, y que aunque es verdad que ningún empresario es una hermanita de la caridad lo cierto es que los beneficios económicos pueden ser más que evidentes para que un periódico digital fuese una empresa lucrativa.

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